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Todo ser humano tiene el derecho de la vida artística y científica

El arte puede crear un mundo más en paz, es una buena opción para poder avanzar en este camino a la inclusión, a la no violencia y a ser mejores seres humanos.

A lo largo de la historia, encontramos a diferentes artistas que se han desarrollado en la música, la pintura, la literatura, entre otros, pero en ocasiones nos es complicado pensar que personas con alguna discapacidad pueden tener la oportunidad de crear una carrera en las artes, esta idea negativa, quedó descartada en el inicio del Ciclo de Conferencias por una Cultura de Paz organizado por el Centro Universitario de los Altos, con la primera sesión, “Creadores e intérpretes artísticos: una perspectiva de las personas con discapacidad”, a cargo de Eneida Guadalupe Rendón Nieblas, licenciada en Gestión Cultural y pianista con sordo-ceguera.
 
Eneida, comenzó sus estudios de piano a los 11 años y tuvo que  hacer una pausa durante seis años al haber perdido la audición, pero al encontrar en su camino a la maestra Etna Edith Aguiar González, quien acepta el reto de enseñarle a tocar a través de las vibraciones, Eneida pudo seguir desempeñando su gusto por la música.
 
En cuanto a la historia de escuelas de música incluyentes, “en el siglo XX continuó la creación de escuelas y la incursión de personas con discapacidad en las artes, se reconocen los derechos humanos en las Naciones Unidas y se busca la inclusión en las escuelas comunes, además, en 2008 entró en vigor la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, donde, en el artículo 27 se habla de que todo ser humano tiene el derecho de la vida artística y científica”, explicó Rendón Nieblas.
 
Las actividades artísticas no sólo sirven para fomentar un gusto por la cultura, también funcionan como terapia para las personas con discapacidad y puedan interactuar con la sociedad, “la práctica de las manualidades, pueden ser una opción para que aprendan un oficio, también la actuación nos ayuda mucho para desenvolvernos y hablar en público”, agregó la ponente.
 
Para la integración de las personas con discapacidad en escuelas comunes en clases artísticas aún se debe seguir trabajando en la inclusión, “se requiere encontrar profesores que acepten el reto o contar con los elementos y conocimientos necesarios”, en el caso de Eneida, la maestra Etna Aguiar, aún sin conocer cómo dirigirse mediante la lengua de señas o el Braille, aceptó seguir abonando a la formación artística de Eneida y aprender la forma de comunicarse con ella.
 
A lo largo de los años, la ponente continuó aprendiendo y haciendo presentaciones, así fue como la invitaron a enseñar piano a niños y jóvenes, ciegos y sordos; “para enseñarlos a leer partituras tenía que usar la creatividad porque ellos sí podían ver, entonces utilizaba gomas con relieve o mediante plastilina y lograron aprender a leer las notas”.
 
Aprender a ver y valorar las capacidades antes que la discapacidad, aprovechar la tecnología para buscar nuevas estrategias en la enseñanza del arte, así como hablar con naturalidad y olvidarse de adecuar la forma de hablar evitando remplazar los verbos, “para evitarnos recordar constantemente que tenemos alguna discapacidad”, son algunas recomendaciones que hace Eneida para impulsar la inclusión de las personas con discapacidad en las artes.

Actualmente, Eneida Rendón cuenta con implante coclear en el oído izquierdo, sigue participando en actividades culturales y como ponente, como en la XI Conferencia Mundial Helen Keller, en Benidorm, España y la muestra cultural “Desde el confinamiento”, organizada por la compañía Techos de Cristal en julio de 2020.
 

Atentamente

“Piensa y Trabaja”

“Año de la Transición Energética en la Universidad de Guadalajara”

Tepatitlán de Morelos, Jalisco

10 de noviembre de 2020

Texto: Martha González