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Incendio en la Amazonía: El ecocidio que resentiremos todos

Tarde o temprano y en cualquier parte del orbe estaremos asimilando como especie, las consecuencias que hoy por hoy apenas son llamas sobre miles de kilómetros de selva tropical en la Amazonía, comentó Humberto Medina Villarreal, profesor investigador del Centro Universitario de Los Altos.

Las secuelas del ecocidio, uno de los más mediáticos en los últimos años, aclara el profesor del CUAltos, ya comienzan a sentirse, en los países del primer círculo amazónico, pero las mismas no tardarán en apreciarse en otras partes del continente.

La salud respiratoria será la primera afectada.

“Lo que sucede en este continente, nos afecta a todo el mundo. El viento, la rotación del planeta se encarga de llevar este siniestro, los humos, y toda aquella materia que ha sido quemada, con el consecuente aumento de enfermedades respiratorias. Hay mucha gente que es susceptible a este tipo de fenómenos”, comentó.

Se habla que tan sólo en un año, del 2018 al 2019, la cifra de incendios registrados en el considerado el pulmón del mundo, incrementó en un 85 por ciento, y todo refiere a que detrás de la propagación existe una inminente intervención humana.

“En todo bosque existen los incendios naturales, pero esto no. Lógicamente, todo incendio natural puede ser controlable hasta cierto punto, actuando con rapidez y disposición. Pero un incendio de esta magnitud no puede ser solamente natural. No le podemos echar la culpa a la naturaleza. Hay intervención humana”.

Para el académico la responsabilidad detrás de la catástrofe en la Amazonía se origina en varios frentes, tanto el gubernamental como el del sector privado.

“Un gobierno que detenta el poder puede hacer muchas cosas bajo sus riesgos y mandatos. Pero también fuera del gobierno hay otros intereses, como la ampliación de núcleos urbanos, el interés de hacerse de los recursos que hay ahí de valor dentro de la selva”.

Y advierte, que la perdida va más allá del daño al “pulmón del mundo”, sino al hábitat de miles de especies conocidas y desconocidas, así como el desplazamiento de las tribus originarias.

“No tomamos en cuenta que las zonas boscosas del Amazonas no sólo proveen de oxígeno al mundo, sino que también es una enorme reserva de especies vegetales y animales. Son incalculables las pérdidas de lo que se conoce, y de lo que se desconoce, pues infinitamente peor. No vamos a tener la oportunidad de conocer nuevas plantas o algunas nuevas variaciones en animales”.

Las tribus indígenas siempre han sido desplazadas por este tipo de situaciones, que como un factor secundario también afecta a la población indígena, quienes lógicamente no van a ser adaptables a los núcleos urbanos nuestros y que ahí poco a poco vamos a ir viendo la disminución de sus elementos y poco a poco habrá pérdidas de vidas, de costumbre y de historia.

El académico referenció lo sucedido en la Amazonía con el trato que se le ha dado históricamente a los Wixarikas del norte de Jalisco, a quienes desde una visión occidentalizada se les ha acercado “ayuda” que no responde a sus necesidades.

Costumbres agrícolas detrás del incendio forestal

La práctica bien arraigada de la quema agrícola, también podría estar detrás del ecocidio amazónico, asegura el académico.

“La entendemos como una medida redituable, pero no. El suelo no sólo es nuestro soporte de vida, sino que tiene vida micro, por lo que la micro flora y la micro fauna se van con los incendios. El campesino quema para limpiar el suelo de pastos no deseados, es la justificación que ellos dan. No sé si se engañan a ellos, pero a la naturaleza no. Lo que haya quemado lo va a tener que comprar en químicos, entonces no sé hasta qué punto les reditúa el quemar”.

De acuerdo a Medina Villarreal, el ser humano genera de acuerdo a sus intereses y al crecimiento de sus núcleos poblacionales, y además de quemas agrícolas también incendia predios, con otras intenciones.

“El triunfo de estas cuestiones se dan por el interés económico. No hay otro interés. En cualquier parte del mundo. África por ejemplo es de los lugares más castigados que hay. Y hay que ver que a pesar de ello conserva muchas riquezas, y son precisamente esas riquezas las que son el motivo de muchos incendios”.

La lenta recuperación

La recuperación del pulmón del mundo requerirá de mucha voluntad y no intervención. A la naturaleza le llevará de dos a tres décadas reponer lo que en las últimas semanas se ha perdido bajo el fuego, lamentó el académico de CUAltos.

“Ese es el atraso que este tipo de cuestiones da. ¿En que me baso para decir esto?, depende del tipo de especies y la velocidad de reposición. Algunas semillas necesitan fuego para despertar de sus letargos y emergen plántulas. Pero tratándose de arbolados y los que al mundo nos conviene tener, estamos hablando de 25 a 30 años, que es cuando un árbol alcanza su madurez, dependiendo de las especies”.

La Amazonía no sólo vale por ser el pulmón del mundo, sino por la cantidad ingente de recursos naturales que alberga bajo sus 5.5 millones de kilómetros cuadrados, o casi una tercera parte del territorio total de Sudamérica.

La legislación para proteger a los bosques es punto y aparte. En el mundo países como Estados Unidos, Canadá y Alemania son punteros y ejemplo en este tema. En México, a decir del académico, las leyes están completas, sin embargo, falta quienes la apliquen y que se emplee al personal necesario para ello. Y considera que normas como las de sustituir un árbol maduro por 10 pequeños, jamás compensarán la biomasa ya existente.

 

 

A t e n t a me n t e
"Piensa y Trabaja"




Guadalajara, Jalisco, 26 de agosto de 2019

Texto: Cinthya Gómez
Fotografía: Cortesía/ tomada de LaTercera.com