Las tradiciones que giran en torno a la muerte en la Colombia del siglo XX, interpretadas por un campesino zombi, se mezclan con las costumbres del día de muertos celebrado en México mediante la seducción de la catrina, que busca arrastrar al cachaco a los confines de un universo desconocido en el que los muertos habitan.
Vagos recuerdos del recién fallecido lo hacen titubear en aquel túnel de cegadoras luces. Son las memorias de la vida. Pero el discurso envolvente de la catrina termina por apoderarse de la débil y confundida mente de su presa. La muerte es lo único seguro que el ser humano tiene, y por eso, “A todos nos toca”.
Este es el título de la puesta en escena que Teatro Rodante, preveniente de Colombia, presentó hoy en el Centro Universitario de Los Altos, gracias a la colaboración de Cultura UdeG.
La obra escrita y dirigida por Francisco Lozano; quien también es hace el papel del zombi, ha estado de gira en países como Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Cuba, y ahora México, sin olvidar también a María del Carmen Cortés, quien interpreta a la catrina.
En cinco misterios se desgrana el viaje del campesino desplazado por la guerrilla colombiana, en los que evidencia su perplejidad, su miedo a la solidad, y trata de remendar sus males a través de ofrendas, evocaciones, proclamas y parrandas.
“Es una simbiosis sobre la parte trágica de la muerte colombiana, y la parte festiva de la muerte mexicana. Dialogamos con estas dos presencias, que lo seduce para que acepte su muerte”, apuntó Francisco Lozano.
Teatro Rodante nos deja una breve vivencia de lo que hoy es la vida cotidiana en ciertas regiones de América Latina, la cual se ve reflejada en la nueva dramaturgia latinoamericana.
La obra cuenta con la adaptación de temas populares de Colombia, tales como el vallenato, el fandango y el porro; La Barca de Oro (fragmento), poema musicalizado de Sor Juana Inés de la Cruz y Romance Español.
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